Éste blog, está creado por un minusválido anarquista,ya harto de la puta sociedad y sus injusticias.La lucha es,y será,el método apropiado para abolir el fascismo.Email:alaingoicoetxea6679@yahoo.es

martes, 4 de diciembre de 2007

El guardia civil... vil


....hoy, he vuelto a tener otro altercado con “los médicos de la ley y el orden”. Ya me han quitado tres puntos en Agosto, otros tres hoy, me han cacheado no se cuantas veces, he pagado unas cuantas multas y me han intentado acusar de tráfico de drogas... aunque, de momento, sólo he pagado una “receta médica” por consumo propio. Pero bueno... esto y más, os lo iré contando en diferentes artículos. En principio, os contaré con detalle lo que me ha pasado hoy....je, je, je.

Me dirigía con mi coche a uno de los pueblos de venta, con tan mala suerte, que me topé, de nuevo, con los médicos (estos son aún mejores que los de la seguridad social, porque además de bolígrafo y papel, llevan pistola y visten de verde). Muy parecidos a los del Greenpeace (aunque de green sólo tienen el traje y de peace, nada). Entonces pues....puesss. !Mierda! Me han dado el alto y me han dicho que dónde voy tan deprisa y sin cinturón. Yo amablemente les respondí: Si ya lo sabes de sobra, voy a vender cupones a aquel pueblo de allí. Así que, por favor, no me multes, que llego tarde.
Para que se lo diría... al instante me dijo que estacionara bien el vehículo, con las luces de emergencia encendidas (ahí me percate que me iba a poner otra receta). Entonces, le dije “NO”, y mientras el subordinado me miraba con cara pánfilo, sin decir ni mú, su superior me rellenaba el papel con cara muy seria, haciendo caso omiso a mi sugerencia de “no me multes”. El serio se acercó a la ventanilla y me pregunto: ¿Cuántas restricciones tienes para conducir el vehículo?
Yo no suelo mentir, y menos a un agente de los que visten de verde y llevan pistola (menudo peligro, visto lo visto y ya he visto bastante sobre el tema, a la mínima que les des miedo te pegan un tiro). Así, que yo a obedecer... le dije que mi única restricción es llevar cambio automático o con embrague adaptado. Entonces, él me respondió que si no sabia leer. Yo dije “por qué lo pregunta usted”. Y me dijo que tenia dos restricciones, que la segunda era “el espejo retrovisor debe de ser panorámico”. Le dije “llevo bastantes años con el carnet y sus compañeros nunca me han reivindicado tal cosa... yo vendo cupones, pero no soy ciego y no lo he visto en el papel de restricciones que llevo grapado en el carnet de conducir”. Me volvió a pedir el carnet de conducir y me dijo: aquí lo pone (y me lo leyó).
Yo sólo quería irme de ahí, ya que si me fisgaban el maletero, iban a encontrarse con “mi amiga María” que va siempre bien perfumada. Yo quería evitar, cuanto antes, que me quitaran a mi amiga y lo que es peor aún, que la receta fuera mas gorda... Entonces me entregó mi carnet con ligera sonrisa (de esas que matan), arranqué mi coche,
me puse el cinturón y me largue de tan tensa situación. Al llegar al pueblo “puse a María en buenas manos” y verifiqué detenidamente mis restricciones. Me di cuenta que el guardia se había confundido con la restricción que me sacó a la luz... o, por qué no decirlo, se había pegado una vacilada conmigo... creo que les debe agradar mucho mi compañía, puesto que donde voy, se me pegan como lapas (cualquier cosa para estar a mi lado el mayor tiempo posible). Yo, poco a poco, también les voy “cogiendo cariño”... y me volví a su encuentro, para recriminarle dicha restricción imaginaria al inteligentísimo guardia, que al menos me pudo demostrar que sabia leer y que su cabeza daba para mucho, ya que su gorra verde era grandísima. Entonces me acerqué a él, cumpliendo todos los requisitos de seguridad vial para la conducción, y le recriminé “su confusión”. Apenas se molesto en verificar dicha confusión, eso si, todo con una mano, la otra la tenia a la altura de la “cintura REGLAMENTARIA” (no debo de ser fiable, mis pintas me delatan). A continuación me dijo: al que tiene razón, hay que dársela.
Ya llegué tarde a trabajar por culpa de los médicos... aunque perdí tiempo en irme a su encuentro, no podía trabajar sin demostrarle que, aunque él sepa leer, yo no soy tonto. Como dijo Forrest Gump, tonto es el que hace tonterías... por esa regla de tres, ¿quién es el tonto, o los tontos, de esta historia?

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